Una ilusión opaca
Los Pumas pusieron fin a una ilusión opaca. No pudieron con los ingleses, que tuvieron muchos cambios. Los argentinos no pudieron con altibajos dar vuelta el resultado sobre el final. Ajustaron algunos puntos pero siempre terminaron en errores propios. Los errores que se tuvieron durante el torneo fueron el común denominador. El comienzo fue incierto, como que el equipo no quería más.
Inglaterra, con su rugby, sometía a los argentinos en los primeros minutos. Con su planteo los ingleses se hicieron fuertes en el contacto y al momento de marcar puntos no dudaron, poniéndose al frente del marcador rápido por 10 a 0.
Los Pumas reaccionaron sobre el final de la etapa y quedaron cerca en las cifras a su término. El parcial fue de 16 a 10 para La Rosa.
Sin dudas el segundo tiempo fue lo mejor de Los Pumas, pero no alcanzó. Los cambios en los equipos impactaron con mejor rendimiento en el quince argentino. Pero la defensa de los ingleses, sentidos pero no vencidos, aguantaron hasta el final.
Sin dudas que los errores de los argentinos los dejaron abajo en las cifras. En los minutos finales era claro que los de la Rosa le entregaron la pelota y el campo a Los Pumas pero fueron fuertes y precisos a la hora de marcar y no dejaron espacio para el quince argentino. Los Pumas insistieron pero los errores volvieron a aparecer. Pasaron al frente en un minuto pero otra vez error apareció y eso ocurre cuando la pelota pasa por las manos de quien no sabe.
Se llegó a un final propio de una final pero sin nivel de buen rugby. Inglaterra es Inglaterra y lo demostró. La selección Argentina de Rugby nunca apareció y por eso digo fue una ilusión opaca y que terminó como más o menos se presagiaba. Las individualidades aparecieron, pero eso no alcanza para un torneo mundial.